Quiénes son las que abortan
La investigación toma estadísticas de la Ciudad de Buenos Aires y del trabajo de Socorristas en Red, entre otras fuentes, y muestra la falsedad de muchos de los estereotipos instalados.
Por Mariana Carbajal, para Página 12
¿Quiénes son las mujeres que abortan? ¿Por qué lo hacen? ¿En qué condiciones? ¿Abortan las que son católicas? Con esas preguntas como disparadores, dos investigadoras indagaron a través de los resultados de estudios científicos sobre las experiencias de aborto en la Argentina. El resultado es un informe que derriba mitos y estereotipos instalados. Según los datos disponibles, las mujeres que abortan en mayor medida no son las adolescentes sino aquellas que tienen entre 20 y 29 años. La investigación toma estadísticas de la Ciudad de Buenos Aires y del trabajo de Socorristas en Red, entre otras fuentes. Contrariamente a quienes sostienen que podría convertirse en un método recurrente, los relevamientos de Socorristas en Red muestran que menos del 20 por ciento de quienes fueron acompañadas por esa articulación feminista habían abortado con anterioridad. Casi un 60 por ciento, además, tenía hijos/hijas previos y más del 50 por ciento afirmaron profesar una religión.
El informe “¿Por qué abortan las mujeres? Contexto y biografía en las experiencias de aborto”, fue realizado por Silvina Ramos, socióloga e investigadora titular del CEDES, y Sandra S. Fernández Vázquez, politóloga, docente de la Universidad Nacional de Avellaneda y becaria Postdoctoral del Conicet con sede en el Instituto de Investigaciones Gino Germani de la UBA.
–Este trabajo se pensó después del debate parlamentario del 2018 y de cara a un próximo tratamiento en el Congreso para lograr la legalización del aborto en la Argentina. Nos animó la intención de mostrar la diversidad de situaciones que llevan a las mujeres al aborto. La conversación sobre este tema está frecuentemente atravesada por prejuicios, estereotipos y un fuerte estigma que oscurecen la comprensión de las vidas de las mujeres, de sus biografías, de sus contextos –dijo Ramos a Página 12.
–¿Qué encontraron al analizar los datos disponibles sobre aborto? –le preguntó este diario a Ramos.
–No hay un tipo de mujer que aborta. Las mujeres que abortan son adolescentes y adultas, pobres y ricas, casadas con hijos y sin hijos, con o sin parejas estables. Pero en mayor medida tienen entre 20 y 29 años. La decisión de abortar se dispara por circunstancias de vida diversas: crisis de pareja, incertidumbre laboral, expectativa por un proyecto educativo, condiciones adversas para la llegada de un hijo, una migración. Esa decisión también se toma por una enfermedad que el embarazo agrava. Y se toma también con la intención de reparar la dignidad interrumpiendo un embarazo fruto de un abuso o violación. La decisión de abortar se toma en un balance entre las circunstancias de ese momento de la vida y las expectativas de una vida mejor. Las mujeres abortan porque eligen responsablemente un futuro mejor para ellas, para sus familias, para los hijos e hijas que ya tienen. Las mujeres abortan por la vida, por sus vidas –agregó la investigadora.
–¿Abortan porque no quieren ser madres?
–En algunos casos puede ser cierto pero según datos de Socorristas en Red, casi el 60 por ciento de las mujeres acompañadas tenías hijos/hijas previos.
El estudio es parte del trabajo de la Red de Acceso al Aborto Seguro (REDAAS), en la que participa el CEDES y el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA).
Con respecto a las condiciones en las que las mujeres acceden a un aborto, la investigación advierte que “el misoprostol ha contribuido a democratizar el acceso a una práctica segura al reducir los costos y la complejidad de la intervención”. Sin embargo, “la penalización legal del aborto y el estigma que sigue recayendo sobre quienes abortan –y quienes son parte de la práctica– incide negativamente en las experiencias de las mujeres”, agrega.
Según estimaciones del año 2009, en la Argentina se realizan entre 371.965 y 522.000 abortos por año (Pantelides y Mario, 2009). Desde ese estudio hasta el presente, señala el informe, las condiciones de acceso a la práctica “se han modificado cualitativamente”, principalmente por tres motivos:
1) La popularización del uso del misoprostol para inducir un aborto, droga que en aquel momento todavía era escasamente utilizada.
2) La proliferación de organizaciones feministas y de profesionales de la salud que, en gran parte del territorio federal, brindan información sobre cómo abortar de forma segura con medicamentos, entre ellas Socorristas en Red.
3) La institucionalización de una interpretación apropiada del régimen de causales contemplado en el Código Penal que, plasmada en protocolos de atención en los niveles nacional y provincial, ha hecho posible un mayor acceso a los abortos legales.
Las investigadoras toman para derribar mitos y estereotipos, entre otros estudios, las sistematizaciones realizadas desde 2015 por Socorristas en Red (Feministas que abortamos) y el último informe de la Coordinación de Salud Sexual, SIDA e ITS de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con información de interrupciones legales de embarazos que se hicieron en el ámbito porteño desde 2014 hasta 2018. Según ese informe, más del 50 por ciento de quienes abortaron en el primer semestre de 2018 tenían entre 20 y 29 años y, aproximadamente, el 85 por ciento consultaron antes de las 12 semanas de gestación.
“Los abortos en el segundo trimestre suceden, en gran medida, por las dilaciones en el acceso y es necesario que las políticas sanitarias den respuesta a esta problemática. Sin embargo, la mayoría de los abortos se producen en las primeras 12 semanas de gestación”, revela el informe de REEDAS.
De las entrevistas que hicieron Socorristas en Red a las personas que acompañaron en 2018 en el proceso de abortar, el 60 por ciento tenía entre 20 y 29 años, contaban con un trabajo remunerado (58,4 por ciento, incluyendo trabajo informal y formal) y profesaban una religión (aproximadamente el 58 por ciento); más del 70 por ciento había sufrido algún tipo de violencia de género; casi el 60 por ciento había sido madre previamente; y más del 80 por ciento no había tenido abortos voluntarios previos.