Primer 28S con una ley de aborto legal: construir derechos, crear redes y fortalecer la autonomía
La historia de los feminismos y el movimiento de mujeres a lo largo de los siglos muestra que la lucha por el reconocimiento de los derechos siempre es colectiva. Que con años de construcción cuidadosa, estratégica y plural se fueron hilvanando las conquistas como hitos en un cambio de la historia que había iniciado el siglo XX con las mujeres en lugares de subordinación social y jurídica, pero que se encaminó hacia la ampliación de espacios de libertad garantizados, al menos parcialmente, por las normas nacionales e internacionales.
Por Natalia Gherardi, para DiarioAR
En estos casi cuarenta años de período democrático en Argentina se consolidaron avances innegables. Finalmente, hacia fines del 2020 una de las mayores deudas pendientes con la libertad individual de las niñas, adolescentes, mujeres y otras personas con capacidad de gestar comenzó a saldarse. El proceso de debate público y legislativo para la legalización del aborto en las etapas tempranas de gestación, disponible con la sola decisión de la mujer, se inició en el Congreso en 2018 y trascendió a toda la sociedad de manera masiva. Ese debate, sin embargo, llevaba décadas de construcción de consensos en el ámbito nacional e internacional, de acuerdos políticos, constitucionales y de derechos humanos.
La política se permitió finalmente en este siglo XXI comprender y albergar la articulación de esfuerzos transpartidarios de las feministas en todos los espacios, que junto con las organizaciones sociales y el movimiento de mujeres plural y diverso empujaron uno de los grandes temas de la agenda social y política de esta época. Por eso, la aprobación de la Ley de interrupción voluntaria del embarazo es una conquista colectiva, articulada, tejida de manera paciente e imparable.
Este es el primer 28 de septiembre que en Argentina conmemoramos el Día de acción global por el acceso al aborto legal con un nuevo marco normativo vigente. Una ley que reconoce el acceso a esta práctica de salud como parte fundamental de los derechos sexuales y reproductivos y que garantiza ese espacio fundamental para el ejercicio de la autonomía.
Como todos los derechos, también el derecho al aborto se define en su ejercicio efectivo a través de la implementación de políticas públicas accesibles, igualitarias, financiadas, sostenidas por las autoridades sanitarias y por la decisión política. En su ejercicio cotidiano, son las políticas que se expresan en las manos, el apoyo, la creatividad y la sabiduría de las personas que desde los equipos de salud, las organizaciones comunitarias y el activismo acompaña estos procesos de reflexión, de decisión y de acceso a la interrupción legal de un embarazo. Quienes brindan esa atención integral, reconocen la decisión razonada, íntima, consciente, reflexiva y dilemática de las mujeres que acompañan.
Porque creemos que este fue y será un proceso colectivo, desde distintos ámbitos fuimos dando forma a muy diversos espacios de articulación. Entre ellos, creamos REDAAS, una red interdisciplinaria y federal que tiene como objetivo garantizar los derechos de las mujeres, niñas adolescentes y personas con capacidad de gestar. En 10 años de historia compartida hemos tenido como prioridad la construcción de un trabajo federal que nos ha permitido conocer las particularidades de cada territorio. En alianzas estratégicas con organizaciones nacionales e internacionales, seguimos uniendo fuerzas para contribuir a la transformación social.
Reunidas desde distintos saberes personales y profesionales, desde REDAAS trabajamos para construir confianza, respeto y acuerdos que promuevan el diálogo entre tomadores de decisión, instituciones, activistas y organizaciones sociales. Hemos priorizado contribuir a la generación de una masa crítica a través de espacios de formación y reflexión, para equipos y personas interesadas en el derecho al aborto. Con grupos federales enfocados desde el derecho, el trabajo social, la obstetricia y la práctica médica promovemos intercambios y trabajamos en la producción de conocimiento para generar espacios de conversación y aprendizajes colectivos.
Con un recorrido de una década que se suma a tantas otras trayectorias personales y colectivas, reafirmamos nuestro compromiso para que el derecho a decidir de cada mujer, niña, adolescente y persona con capacidad de gestar sea una prioridad de las políticas públicas, un expresión de la empatía social y un horizonte del compromiso de los equipos.
Este 28 de septiembre nos encuentra con la convicción que podemos y debemos ser protagonistas de una comunidad capaz de reconocer estos espacios de libertad. Más allá de las eventuales divergencias y de las distintas estrategias que se pueden encontrar aún dentro de los feminismos para avanzar en la agenda de la igualdad, sin duda la reivindicación en el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos desde un efecto integral avanza con fuerza en la región.