18/03/2018
Nadia Ferrari

Legitimar decisiones reproductivas: un gesto a favor de la libertad y la dignidad

Perfil

El debate sobre la despenalización y legalización del aborto llega al Congreso en un escenario auspicioso: el tema se instaló, una amplia mayoría de personas escuchó noticias y más de la mitad conoce sobre el inminente debate legislativo.

Por Agustina Ramón Michel, Silvina Ramos y Mariana Romero para Perfil

El debate sobre la despenalización y legalización del aborto llega al Congreso en un escenario auspicioso: el tema se instaló, una amplia mayoría de personas escuchó noticias y más de la mitad conoce sobre el inminente debate legislativo. Se apoyan las causales de aborto legal del Código Penal y poco más de la mitad de las personas está de acuerdo con el aborto legal cuando es decisión de la mujer.

Los resultados de esta encuesta muestran que la sociedad reconoce la necesidad de que las mujeres puedan interrumpir su embarazo en condiciones que no comprometan su vida y su salud. Las mujeres en el Norte global casi nunca mueren por aborto, las mujeres en Argentina, sí. Realizado en condiciones adecuadas el aborto es seguro. Las muertes por aborto no son un evento de la naturaleza frente al cual somos impotentes: evitar la mayoría de las muertes maternas y los daños a la salud es posible; y una reforma de la ley es clave. Terminar con la costosa clandestinidad.

Pero el apoyo social al debate y a la despenalización del aborto no solo parece responder a razones de salud pública. Hay algo más. Hasta hace pocos años, llamarse feminista o presentar un argumento feminista, era algo contracultural. Hoy ya no lo es tanto, como bien lo muestran las expresiones del 8M. La inspiración feminista está presente en ideas como la que cada persona puede decidir cómo vivir su sexualidad o puede decidir si, cómo y cuándo tener hijos. Y así, en el acuerdo a favor de la despenalización, late la pregunta: ¿Si no es cada mujer … quién más podría decidir sobre la continuación o interrupción del embarazo? Esta pregunta es un gesto en contra de la violencia ética, en contra de la imposición de creencias religiosas, miedos, desconocimientos y estereotipos. Es un gesto a favor de la libertad y la dignidad.

La penalización y las restricciones en el acceso al aborto hacen ruido, y si bien nos ha llevado un largo tiempo, el debate llegó al Congreso. Necesitamos una ley que legitime las decisiones reproductivas de las personas gestantes, quienes como sujetos en libertad asumen responsabilidades; también necesitamos una ley que ofrezca certezas a los equipos de salud para que desempeñen una de sus mejores funciones: acompañar decisiones, potenciar el bienestar de las personas, dar atención oportuna y de calidad, y contribuir a la expresión concreta de derechos.

*Investigadoras del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Cedes).