28/07/2024

El programa que logró reducir en un 50% el embarazo adolescente está en riesgo: quieren provincializarlo

Belén Spinetta | El Diario Ar

Argentina avanzó en la reducción del embarazo adolescente, pero la política pública que lo hizo posible fue desmantelada por el actual gobierno. El Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia (ENIA), logró resultados inimaginados con un programa de impacto territorial que articuló a los sectores de salud, educación y desarrollo social.

ENIA fue exitoso, original y novedoso: redujo en un 50% la tasa de embarazo adolescente en el país y se sostuvo durante dos gestiones nacionales de diferente corte político. Comenzó a implementarse durante el gobierno de Macri -en 2017- y siguió desarrollándose en el mandato de Alberto Fernández. Algo poco común para un país como el nuestro.

¿Qué dicen desde el actual gobierno? Afirman que el Plan va a continuar pero buscan que la responsabilidad total sea transferida a las provincias. Como primer paso, cesaron los contratos de las 619 personas que desarrollaban las tareas en las 12 provincias (del NEA y NOA) donde se implementaba el plan. Además, suspendieron las contrataciones de insumos médicos afectando -entre otras cosas- la distribución territorial de anticonceptivos.

En una audiencia que se dio en en el marco de la Comisión de Salud de la Cámara Diputados/as a fines de junio, Paula Zingoni -actual Subsecretaria de Relaciones Sectoriales y Articulación del Ministerio de Salud- destacó que se trata de “una política pública que trasciende a tres gobiernos” y afirmó que “no hay mejor implementación que a través de los propios equipos territoriales que son quienes conocen a esa población”. Remarcó la importancia, desde su perspectiva, de “evitar la fragmentación del sistema de salud, que no dependa de un nivel central y nacional”, Dijo que habían retomado la unidad ejecutora nacional, y estaban realizando la compra y distribución de insumos. No se quedó a contestar las preguntas de las y los legisladores presentes.

Pasar el plan a las provincias parece tener un objetivo que va en línea con la política general de ajuste del actual gobierno: que el costo de los programas sociales no dependa de las arcas nacionales. Quizás por su indiscutible efectividad, Enia no corrió la misma suerte que otros programas vinculados a políticas de género que fueron atacados frontalmente. Pero el despidos de todas las personas que trabajaban en las provincias y la quita de insumos, es una evidencia de la nula jerarquía que tiene hoy.

 

¿Por qué importa el plan ENIA?

En programas como estos los números son historias de vida. Niñas y adolescentes con proyectos de vida truncados que la mayoría de las veces abandonan la escuela y están obligadas a crecer de golpe haciéndose cargo de otra vida. En general lo hacen solas, sin una figura paterna acompañando el proceso; mientras que la realidad es mucho más cruda para las niñas obligadas a maternar productos de los abusos sexuales.

Por ejemplo, desde REDDAS (Red de Acceso al Aborto Seguro), señalaron que el embarazo en la adolescencia impacta en los logros educativos: “solo el 38% de las mujeres que fueron madres en la adolescencia (entre 10 y 19 años) completó la educación secundaria, mientras que el 55% de quienes fueron madre en edad adulta completó ese nivel”. En tanto que un informe de Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) elaborado en el marco del plan Enia, remarcó que “las mujeres que fueron madres en la adolescencia resultan afectadas por la inactividad laboral en un 25% más de quienes lo fueron en la primera década de la edad adulta (de 20 a 29 años)”.

En 2018 en nuestro país, 7 de cada 10 embarazos de adolescentes de entre 15 y 19 años fueron no intencionales. En las menores de 15 años, la cifra aumentaba a 8 de cada 10 embarazos, principalmente producto de abuso sexual y violación. Así lo revelaba un informe elaborado en 2021 por el Ministerio de Salud de la Nación y el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA). Para 2021, las cifras bajaron a 5 de cada 10 embarazos en la franja de 15 a 19 años, y a 7 de cada 10 en niñas menores de 15 años.

El CENSO de población de 2021 también dejó en evidencia la notable disminución en la cifras de maternidad temprana: el porcentaje de adolescentes entre 14 a 19 años con hijas e hijos nacidos había decrecido casi un 50% con respecto del año 2001.

El ENIA desplegó cuatro dispositivos en las provincias donde se implementó: de Educación Sexual Integral (ESI), de Salud Integral en Adolescencias, de Salud Sexual y Reproductiva; y de Base Comunitaria (articulación principalmente barrial). Hoy nada de eso sigue adelante.

 

Educación sexual para prevenir en Entre Ríos

ENIA no es solo un número exitoso: son miles de jóvenes -tanto mujeres como varones- que en las provincias accedieron a consejerías de salud sexual en las escuelas. De hecho, uno de los aspectos más valorados del plan es su articulación con el sistema educativo.

Florencia Milito, Licenciada y Docente de Sociología, fue parte del equipo territorial del ENIA en Gualeguaychú, desde septiembre de 2018 hasta marzo de 2024 (5 años y medio) formando parte de un Equipo Interdisciplinario de Asesoras en Salud Integral para Adolescentes. “El dispositivo constituyó un espacio de consulta, orientación y/o derivación centrado en las necesidades y problemas cotidianos de las y los adolescentes vinculados a su salud integral”.

Explica Milito, que “las acciones no se limitaban al encuentro en la escuela en el espacio de asesoría, sino que también hacíamos talleres, visitas grupales a los espacios de asesoría, actividades de sensibilización, juegos en los recreos, horas libres, circuitos de salud, jornadas con familias en las escuelas, actividades con los centros de estudiantes. Y a su vez por fuera de la escuela en lo que llamamos el territorio, acciones en la comunidad, campañas de PAP, testeos de HIV, actividades intersectoriales con los otros dispositivos del Plan en residencias socio educativas, en merenderos de diferentes barrios y en organizaciones no gubernamentales, deportivas y sociales; entre otros”.

Remarca que el impacto que tuvo el plan en la provincia de Entre Ríos fue muy positivo ya que se logró reducir el embarazo adolescente en un 50%. “Pero también tuvo impacto en el acceso de los y las adolescentes a los servicios de salud entre ellos salud mental, a prevenir e intervenir en situaciones de violencia sexual, acoso escolar, identidad de género, prevención de infecciones de trasmisión sexual, entre otras”. Como pasa en el resto de las provincias, actualmente el plan no está en funcionamiento ya que no se han renovado los contratos desde el 31 de marzo de 2024: “sin novedades de que esto pueda revertirse”.

Agrega que “en el mes de abril se realizó un petitorio al ministro de salud provincial con un informe detallado de los resultados logrados por este programa, solicitando que sea la provincia quien se haga cargo del mismo y la respuesta por parte de ese organismo fue negativa”.

 

Promoción en salud sexual (no) reproductiva en Jujuy

En Jujuy el Plan arrancó en 2018 focalizando en los departamentos con mayor tasa de embarazo adolescente, Manuel Belgrano y San Pedro. En seis años, la tasa de fecundidad en niñas y adolescentes bajó 8 puntos.

Elena Meyer es médica y fue parte del equipo territorial en Salud entre agosto del 2021 hasta el 31 de marzo pasado. Comenta que la situación actual es que el plan ya no existe, y nada que tenga que ver con él se está ejecutando en ningún lugar de la provincia. Remarca que “los principales avances del plan fueron reducir el embarazo adolescente, prevenir el embarazo adolescente y el impacto que tuvo en la ESI y en todo lo que es la llegada a los y a las adolescentes en las escuelas. Y también, en general, mejorar la atención en salud sexual no reproductiva”.

En relación al acceso de Métodos Anticonceptivos, por ejemplo, el énfasis estuvo puesto en el aseguramiento de insumos sobre todo en los métodos de larga duración (DIU e Implantes). En total fueron colocados 10072 Implantes subdérmicos en adolescentes de 10 a 19 años.

Meyer señala que las expectativas sobre la continuidad del plan fueron fluctuantes, pero ahora casi desaparecieron. “Desde mi experiencia, que es haber trabajado durante 33 años en la salud pública en diferentes programas, tanto nacionales como provinciales, el rol del Estado Nacional es hacer de rector (regular, monitorear, capacitar, verificar que se cumplan los objetivos) y lo más importante, es lograr una igualdad en todas las provincias”.

Desde el Equipo de Profesionales de la Salud y Educación del Plan ENIA de Jujuy elevaron un informe a la legislatura provincial para “que ésta política pública se sostenga en la Provincia, incorporando a los profesionales de Salud y Educación, que vienen implementando el Plan ENIA, desde el año 2018 hasta el 31 de marzo del 2024”.

 

Un plan, aún sin plan

Organismos como la Defensoría de las Niñas, Niños y Adolescentes de la Nación, UNICEF, UNFPA, además de organizaciones locales han manifestado su preocupación por la discontinuidad del plan y la actual incertidumbre sobre su futuro. Un documento elaborado por ACIJ, ELA, REDAAS, CEDES – y publicado en mayo de este año- alertaba sobre las consecuencias del desfinanciamiento del plan.

Por otra parte, tanto en la cámara de Senadores como en Diputados hay proyectos para transformar el Enia en Ley Nacional. Las iniciativas son de los bloques Hacemos Unión Federal, PRO y Unión x La Patria y aún no fueron discutidos.

Para Silvina Ramos, socióloga, co-directora de REDAAS y primera coordinadora del Plan ENIA, es difícil valorar la idea del gobierno nacional de provincializar. “Nunca se supo, y aun no se sabe, qué quieren decir ellos con eso y hasta que no esté la propuesta por escrito del nuevo diseño del plan, que es como corresponde a ser una política pública de las características de ENIA, es muy difícil juzgar. No puedo adivinar lo que quieren hacer, lo que sí sé es lo que hicieron, y lo que hicieron fue dejar el plan sin oxígeno de ningún tipo”. Enfatiza que “rearmar una política está dentro de las atribuciones de cualquier gestión de gobierno, pero lo que no se puede es hacerlo de la noche a la mañana sin ninguna planificación, rescindiendo todos los contratos de los recursos humanos, que es el corazón del plan, y sabiendo que las provincias no pueden hacerse”.

Ramos también manifiesta su preocupación por las inequidades interprovinciales que puede generar el retiro del rol del Estado Nacional. “Uno de los resultados más importantes del plan ENIA es que redujo las inequidades entre provincias. Eso se consigue cuando se tiene una conducción centralizada con financiamiento que se pueda ir dirigiendo para darle más al que más lo necesita: las mismas oportunidades a todas las pibas, a las que están en Formosa, a las que están en Santiago del Estero, a las que están en Corrientes o a las que están en la provincia de Buenos Aires”.

Consultada sobre el mismo punto, Natalia Gherardi, directora Ejecutiva en ELA (Equipo Latinoamericano de Justicia y Género), expresó que desde el Ministerio de Salud les han informado que no consideran que la implementación de este Plan sea competencia del Estado nacional, sino que debería correr por cuenta de las provincias. “Si bien afirman que el programa va a continuar, en los hechos el Plan ENIA ya no existe porque no existen más los dispositivos de articulación, los recursos humanos que lleven adelante la política, la rectoría y acompañamiento desde el Ministerio de Salud, ni el aseguramiento de insumos para garantizar el acceso a los derechos”. En concreto, “el Estado nacional decidió de manera unilateral e intempestiva retirarse de la implementación de esta política pública y lo hizo con mala fe: sin procurar establecer un mecanismo para eventualmente hacer ese traspaso de manera ordenada y programada para garantizar la continuidad”. Gherardi, antes parte del Consejo Consultivo del Plan, define la situación como “federalismos del ‘sálvense quien pueda’ ya que algunas provincias estarán en mejores condiciones para responder a este nuevo escenario y otras no. Esto deja a las niñas y adolescentes, en las distintas provincias, en una situación de enorme desigualdad”.

El Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) fue uno de los organismos que articuló con el Estado Nacional en el seguimiento del Plan. Mariana Issasi, Jefa de la oficina en el país, destaca que uno de los logros fue la priorización y focalización en algunos territorios específicos donde las tasas de fecundidad adolescente eran las más altas, lo que permitió acelerar la baja de la fecundidad en esos territorios. “Si bien en todo el país fueron bajando las tasas de fecundidad, específicamente en los territorios donde estaba ENIA se aceleró y justamente son los territorios que han sido más hostiles” .

Por otra parte, detecta un cambio en el plano de lo simbólico. “Estaba muy instalado como algo normal, digamos, ser madre en la adolescencia y los datos mostraron que la mayoría de las chicas no querían ser madres antes de los 19 años, estaban con sus niños o bebés en brazos, decían no querer ser madres, entonces poder desarticular esa narrativa que parecía como un destino inexorable para las chicas ha sido también parte del logro de la política pública en particular”.

Actualmente, desde la oficina que encabeza Isassi, en acuerdo con el Ministerio de Salud de la Nación, están en diálogo con cinco provincias para “desarrollar un proyecto centrado en la promoción del uso de métodos de larga duración en adolescentes en el marco justamente del plan de prevención de embarazo no intencional en la adolescencia. Lo que busca es, dentro de las opciones y canasta de métodos, que las adolescentes puedan conocer y sobre todo los efectores de salud puedan capacitarse en saber colocar y extraer anticonceptivos como los implantes subdérmicos que son los más efectivos: las adolescentes pueden terminar esta etapa sin ser madres, y el costo para el Estado se reduce.

Una política pública con consenso social

Señalamos más arriba que el Plan ENIA no sufrió la misma suerte que otras políticas de género desde el punto de vista simbólico. Si bien el recorte fue un ataque directo, no fue atacado discursivamente -en su forma y contenido- por parte de los voceros gubernamentales.

Para Silvina Ramos, esto tiene que ver con varios factores; entre otras cosas, fue un plan que obtuvo consensos de las distintas fuerzas políticas desde su inicio (de hecho, sobrevivió a dos gestiones de gobierno). A la vez, los resultados y su efectividad fueron contundentes e incuestionables: una reducción del 50% en los embarazos adolescentes en seis años. Y finalmente remarca: “Vos podés hablar con cualquier mujer, madre, de un adolescente en este país, de cualquier clase social y de cualquier rincón de la Argentina, que te va a decir, ‘yo quiero que mi hija tenga oportunidades de desarrollo personal, de educarse, de tener un buen empleo y no quiero y voy a hacer todo lo posible para que no se embarace tempranamente, o para que no repita la historia que yo sí tuve’”.

“Todo el mundo sabe, la ciencia lo sabe, pero sobre todo la gente lo sabe, que un embarazo a edades tempranas trunca las trayectorias de vida de los adolescentes, en múltiples aspectos. Entonces yo creo que eso es una sensibilidad cultural que a esta altura hay en la Argentina, que no sé si eso despierta la sensibilidad a la gestión de gobierno, pero creo que sí hace más difícil estar en contra de una política de esta envergadura para la vida de la gente”.

Hasta el momento, el Plan ENIA está paralizado y el gobierno no dio cuentas de cómo va a seguir. En la página web sigue colgado un comunicado que indica que el “el plan fue implementado por el Gobierno Nacional hace ya seis años con el objetivo de dejar capacidad instalada en las provincias, pero la realidad es que nunca se concretó la delegación de estas responsabilidades”. Notifican que se decidió finalizar 619 contrataciones a consultores por 1.150 millones de pesos, y que si las provincias “quieren seguir con las contrataciones mencionadas, podrán hacerlo bajo su propia evaluación y solvencia”. No hay ningún plan explicado.

La motosierra y la licuadora en este punto es un golpe a los proyectos de vida de cientos de miles de niñas y adolescentes que -con otras herramientas- podrían soñar con un futuro distinto.