Argentina y el aborto legal: el miedo a la estigmatización desaparece
La nueva ley que permite el aborto legal y seguro en Argentina hizo que se duplicaran las consultas. Los profesionales trabajan con estándares científicos y labor comunitaria para que las mujeres accedan a ese derecho.
Por DW en español
Antes de que se aprobara la ley 26.170 de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), las mujeres argentinas debían responder a una indagatoria sobre sus motivos para abortar. Muchas no se atrevían a pedir una consulta médica, por vergüenza, por temor a tener que explicar sus motivos personales y a ser penalizadas.
Ahora, están en condiciones de dirigirse a un profesional médico -en un consultorio privado a través de una obra social, o en un hospital público y gratuito- si es que deciden no llevar un embarazo a término. No necesitan sentirse discriminadas por esa decisión que, de por sí, no es fácil en ningún caso. Y además, no se les pide explicaciones, sino que se les explican sus derechos.
Este avance se produce gracias a la ley IVE, que fue aprobada finalmente por el Senado argentino el 30 de diciembre de 2020. Desde el 14 de enero de 2021, con su entrada en vigor, las mujeres pueden realizarse un aborto hasta la semana 14 del embarazo, inclusive. Más allá de ese período, solo se les permite abortar por causas como violación, riesgo de vida y problemas de salud, algo que ya estaba previsto desde 1921 y que constituye un derecho de las mujeres, según el fallo «F., A.L.”, de 2012. Es decir, la IVE es una ampliación de la Interrupción Legal del Embarazo (ILE), que se ajustaba al derecho ya existente.
La aprobación en 2020 de la IVE deja atrás la norma causalista, y brinda ahora un marco temporal para llevar a cabo un aborto. Los trabajadores de salud ya no están obligados a preguntarles a las mujeres por qué quieren interrumpir un embarazo.
En el trienio 2014-2016, las muertes por aborto en Argentina representaron el 17% del total de las muertes maternas. Y desde 1980, los abortos inseguros eran la primera causa individual de muerte materna. El número de mujeres que murieron por un aborto clandestino desde que Argentina recuperó la democracia, en 1983, es de más de 3.000.
Para muchas mujeres argentinas, la ley de IVE es un hito en la lucha por su derecho a decidir de forma autónoma sobre su salud sexual y reproductiva.
Se duplicaron las consultas
«Aunque aún no hay cifras exactas, se puede decir que se ha duplicado el número de consultas sobre el aborto”, dice Damián Levy, ginecólogo y obstetra, desde Buenos Aires a DW. «Pero debe pasar un tiempo para ver si eso se sostiene», indica.
«Los llamados son, en gran parte, para saber si en un consultorio u hospital se garantiza la práctica del aborto, pero de ahí a que en todos los casos se llegue a practicarlo, es otro tema”, añade Levy, que atiende en el Hospital Álvarez, de la Ciudad de Buenos Aires, y en su consultorio,y forma parte del Centro Integral de Salud Sexual y Reproductiva y de laRed de Acceso al Aborto Seguro de Argentina (REDAAS).
Pero lo que resalta Damián Levy es que el contacto que establecen las mujeres al consultar sobre un aborto ha cambiado: ya no está marcado por el miedo. «Eso significa que esta ley, esta política de salud pública, disminuye la estigmatización que siempre rodeó al aborto”, explica, además de «tranquilizar y empoderar a las mujeres”.
También los profesionales de la salud «nos sentimos más apoyados, más seguros, sabiendo que este es el camino. Se nos quitó de encima el peso de la clandestinidad, de la criminalización de la mujer que aborta”, sostiene.
Susana Arminchiardi, trabajadora social, dice a DW que ella y sus colegas notan que con la aplicación de la nueva ley «se abrió una ventana importante en cuanto a ganancia de derechos”. La experta se desempeña desde 1984 en el Hospital Roque Sáenz Peña, de la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, y es parte de la Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a Decidir. «De todas maneras”, agrega, «me parece que queda un desafío muy importante de ahora en adelante, para poder contar con el protocolo y la reglamentación, y eso va a tomar un tiempo”.
Los abortos, en su mayoría medicamentosos
En su gran mayoría, la práctica del aborto se hace con pastillas. «Se lleva a cabo en el domicilio de la persona gestante, en su ámbito y rodeada de las personas que ella elije”, explica Damián Levy. La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) autorizó el uso ambulatorio de la droga misoprostol para una serie de indicaciones que incluyen la interrupción legal del embarazo. El laboratorio Lif, de Santa Fe, produce esa droga y es clave para el sistema de salud en la obtención de ese medicamento.
La segunda alternativa es la Aspiración Manual Endouterina (AMEU), «y es llevada a cabo por personal capacitado”, agrega el especialista, «con los mejores estándares y el mayor cuidado”. Por lo general, esta intervención es ambulatoria y las pacientes pueden volver a casa luego de unas dos a tres horas. Ambos métodos están avalados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y por el Ministerio de Salud de la República Argentina.
«A la mujer hay que darle la mayor información posible, con la mayor claridad posible, en base a las evidencias médicas y científicas”, recalca Levy. Y a propósito de los objetores de la ley, dice que «en los equipos de salud se respeta a cada uno y a cada una, tanto a los que llevan a cabo la práctica del aborto como a quienes no lo hacen”.
«Argentina es un país muy grande, y hay diferencias entre las grandes ciudades y las localidades más chicas. Por eso es tan importante comunicar que existe el derecho al aborto legal y seguro. Además, se debe tener en cuenta la edad gestacional y las condiciones físicas de la mujer. Y eso se está haciendo”, subraya, por su parte, Susana Arminchiardi. En el hospital donde ella trabaja «se realiza un trabajo centrado en la familia, para que las mujeres puedan estar acompañadas en todo momento, puedan elegir cómo parir si lo quieren hacer”, dice, «siempre a favor de los derechos reproductivos”.
Desinformación y estigmatización
¿Son más las mujeres menores y adolescentes las que consultan para realizarse un aborto? Levy dice que no: «En absoluto. Estadísticamente, la mayoría son mujeres a partir de los 20 años. Ese dato es parte de la desinformación y de la estigmatización” de la mujer que decide abortar, afirma. Las consultas para interrumpir el embarazo son realizadas por mujeres de todas las edades y todas las capas sociales de Argentina.
Ambos profesionales hacen hincapié en la importancia de difundir la nueva ley en todo el país. «Es importantísimo poder dar a conocer este nuevo derecho, para que todos, mujeres, hombres, lesbianas y trans sepan que las personas gestantes pueden acceder al aborto legal, seguro y gratuito”, dice Susana Arminchiardi.
En cuanto a si el aumento de consultas por un aborto o las mismas prácticas pudieran hacer colapsar a los hospitales y clínicas, la experta en Trabajo Social explica que «no hay temor de que no den abasto los centros de salud o los médicos”.
«Los hospitales están en condición de dar respuesta ante este aumento de consultas”, coincide el ginecólogo y obstetra Damián Levy. «Están trabajando de manera seria y comprometida para que cualquier persona que lo solicite pueda acceder a la interrupción del embarazo en las mejores condiciones”.
Dado que Argentina cuenta con un sistema gratuito de salud pública, ¿podría suceder que las mujeres de países limítrofes, como Brasil, Paraguay o Bolivia, viajaran allí para poder practicarse un aborto? «Toda persona extranjera que llegue a Argentina y lo solicite, puede acceder a la práctica del aborto, así como a cualquier otra consulta o intervención médica, ya que puede hacer uso del sistema público de salud”, aclara Levy, que formó parte de la Guía de Implementación para la Práctica IVE de la provincia de Buenos Aires.
Para Susana Arminchiardi, que hizo una diplomatura en Salud Reproductiva, es importante que en Argentina las mujeres puedan acceder al aborto dentro de sus comunidades, que no tengan que desplazarse cientos o miles de kilómetros para eso. «Los movimientos comunitarios organizados siguen llevando adelante un trabajo muy intenso para que eso sea posible”, subraya.