Amanecer del primer día con IVE
Nota de opinión por Silvina Ramos, socióloga de CEDES e integrante del Equipo Coordinador de REDAAS. Foto por Leandro Teysseire.
Se agolpan los recuerdos hoy. Se trasmutan emociones hoy. Se recuperan luchas hoy. Las vibraciones personales son infinitas en este amanecer del primer día de nuestra vida con IVE.
En 1983 escribía mi primer trabajo sobre maternidad en los sectores populares y en 1988, mi primer trabajo sobre aborto en mujeres de sectores populares junto a Juan José Llovet. También en esa década de recuperación de la democracia conocía a las feministas de Argentina y América latina, quienes me enseñaron que mi condición de mujer no era libre ni era justa. Y que había que pelearla, por mí y por todas. En esa década se me prendió una chispita. Y nunca se apagó.
También en esos años fui mamá deseante de dos hijas que me acompañaron hasta acá. De niñas, protestando e intentando entender por qué el activismo ocupaba tanto espacio en mi vida. De adolescentes, invitándome a sus colegios a hablar del aborto y haciendo preguntas. De adultas, caminando juntas en las marchas.
Desde esa década de los ochenta hasta ahora, tuve la oportunidad de encarar varias investigaciones sobre el aborto, de participar en varias iniciativas para incidir en la agenda pública, de dar conferencias, escribir artículos en diarios y participar de programas de televisión hablando del tema, mostrando los resultados de nuestros estudios. También tuve la dicha de renovar mis fuerzas en los encuentros nacionales de mujeres y en las marchas, en esos espacios sororos únicos e inspiradores que nos han hecho tan fuertes, tan imbatibles.
Pasaron por mi vida el Foro por los Derechos Reproductivos en los noventa, MADEL (Mujeres Autoconvocadas para Decidir en Libertad) en ocasión de la reforma constitucional de 1994 y, más recientemente, REDAAS (Red de Acceso al Aborto Seguro) en donde encontré compañeres íntegros como nunca había imaginado. Siempre me acompañó la convicción de que la tarea no era sencilla, pero era noble. Que la lucha por una sociedad más justa, más solidaria, más amorosa era una brújula. Y que esa lucha no sólo era por las niñas, las adolescentes, las mujeres y las personas con capacidad de gestar, sino que era por todos, absolutamente todos. Porque la autonomía reproductiva es tan esencial a nuestra felicidad que cuando la conquistamos, la sociedad es una sociedad mejor.
En este día de mi vida, en este día de la historia, en este amanecer del primer día con IVE, lo único que quiero hacer es abrazar intensamente a mis hijas y a todas las compañeras de lucha -las primeras que se pusieron este tema al hombro y me enseñaron tanto, mis compañeras en CEDES y en REDAAS, la Campaña Nacional, las periodistas, las sororas en el Parlamento, las pibas, las socorristas y tantas otras. A todas ellas, mi abrazo y agradecimiento por haber sabido forjar este presente con sensibilidad, inteligencia, perseverancia y por sobre todas las cosas, con un amor profundo por la libertad. Bravo por todas ellas. Bravísimo.