La enfermería en Argentina: una historia de compromiso con la salud pública y los derechos
La enfermería es una parte fundamental del sistema de salud en Argentina. Y también en el resto del mundo. Dentro de los equipos de salud, el personal de enfermería representa una gran fuerza laboral: en nuestro país, de cada 10.000 personas 52 son enfermeros o enfermeras, contabilizando los tres niveles de formación. Además, como en muchos países, la mayoría de quienes se dedican a esta profesión son mujeres, representando el 80% del total. Realizando indispensables tareas de calidad en torno a la promoción, recuperación y rehabilitación de la salud, así como de prevención de enfermedades para toda la comunidad.
Pero, ¿siempre fue así?
En la segunda mitad del siglo XIX, la enfermería era muy diferente a lo que conocemos hoy. Con un Estado nacional en proceso de consolidación, que buscaba aumentar su presencia en las áreas de educación y salud. Además, las oleadas de enfermedades como el cólera y la fiebre amarilla afectaban a la población, lo que impulsó la creación de proyectos para mejorar los servicios sanitarios. Fue entonces cuando los hospitales comenzaron a organizarse mejor y se consideró la necesidad de una formación más adecuada para quienes estaban en contacto directo con los pacientes, entre ellos las y los enfermeros.
La formación del personal de enfermería era principalmente empírica, es decir, se aprendía en el día a día del trabajo. Realizando tareas de limpieza, cuidado, atención de primeros auxilios bajo las prescripciones médicas. En muchos casos, las personas que ejercían esta labor ni siquiera sabían leer o escribir y sus tareas no estaban claramente definidas. Además de atender a los pacientes, muchas veces realizaban funciones de trabajo en la cocina o como mucamas, en condiciones laborales muy precarias.
Cecilia Grierson, la primera mujer en obtener un título de médica en Argentina, fundó en 1885 la primera escuela de enfermería del país y de América Latina, con el objetivo de que las enfermeras pudieran formarse de manera más sólida y sistemática. En ese período, a medida que la ciencia médica se afianzaba, los hospitales y asilos comenzaron a enfocarse más en la atención asistencial.
Foto: Escuela de Enfermeras del Círculo Médico Argentino. Circa 1909. Archivo General de la Nación.
En sus inicios, la Escuela de Enfermeras y Enfermeros aceptaba a estudiantes de ambos géneros y, de hecho, había más hombres que mujeres. Sin embargo, en 1912 se intentó restringir la inscripción sólo a mujeres. Paralelamente, en varios hospitales del país se imitó el modelo europeo de atención, donde hasta ese momento hombres y mujeres eran atendidos en salas separadas por personal de su mismo sexo. Pero en 1914, las enfermeras mujeres comenzaron a atender también a varones, marcando el inicio de un proceso de feminización de la profesión. Muchos justificaron este cambio con argumentos que atribuían a las mujeres una «aptitud natural» para cuidar, lo que llevó a orientar la formación de las enfermeras hacia un rol más caritativo y asistencial. Aunque en 1969 la escuela volvió a aceptar estudiantes de ambos sexos, la predominancia femenina ya era clara.
Camino a la profesionalización
Durante las décadas de 1940 y 1950, la enfermería arrancó un proceso de profesionalización y expansión. Uno de los factores clave fue la influencia de la Fundación Rockefeller en América Latina, que destacó la necesidad de aumentar el número de enfermeros y mejorar su formación profesional. Este impulso permitió la creación, en 1940, de la Escuela Universitaria de Enfermería de la Facultad de Medicina de la UNL.
Con la llegada del gobierno peronista, se creó el Ministerio de Salud de la Nación liderado por el Dr. Ramón Carrillo, quien fomentó la profesionalización de la práctica sanitaria. En este contexto, la cantidad de hospitales y campañas sanitarias aumentó notablemente, lo que incrementó también la demanda de personal de salud en general, la enfermería llegó a duplicarse en número.
El esfuerzo por profesionalizar la enfermería fue evidente en la creación de las Escuelas de Enfermeras del Ministerio de Salud y la Fundación Eva Perón. Estas instituciones impulsaron un enfoque que combinaba tanto lo asistencial como lo preventivo, extendiendo el plan de estudios a tres años, con un aumento en la carga horaria de materias teóricas y prácticas, y la posibilidad de obtener un título de posgrado. Además, se incluyó un componente de preparación ante crisis sociales o naturales, necesidad que se evidenció tras el terremoto de San Juan en 1944.
Otro hito importante fue el Primer Congreso Argentino de Enfermería, celebrado en 1949 en La Plata, donde se reclamó la promulgación de una “Ley de ejercicio de la profesión de enfermería”. Este evento dejó en evidencia la precarización del trabajo de las enfermeras y la falta de salarios dignos.
Foto: Fundación Eva Perón 1947-1954. Archivo General de la Nación, subfondo [Acervo Gráfico Audiovisual y Sonoro], serie Repositorio Gráfico
La década de 1960 estuvo marcada por importantes transformaciones en la formación y organización de la enfermería en Argentina. El golpe de Estado de 1955 tuvo un fuerte impacto en la profesión ya que, tras la caída del gobierno peronista, se cerraron las Escuelas impulsadas por la Fundación Eva Perón, provocando un retroceso momentáneo en la carrera. Sin embargo, este período también abrió un nuevo capítulo en el que los espacios de formación comenzaron a alinearse con los estándares de organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas, la Unión Panamericana y la Organización de Estados Americanos.
Este alineamiento, junto con la creciente influencia de las recomendaciones internacionales, impulsó la incorporación de la enfermería en el ámbito universitario. En 1952, la Universidad Nacional de Tucumán fue la primera en incluir la carrera de enfermería, seguida por la Universidad de Córdoba en 1955, Santa Fe en 1958 y luego en otras instituciones. Este proceso significó una jerarquización de la profesión y un mayor reconocimiento de su importancia dentro del sistema de salud. Sin embargo, también profundizó la brecha entre las enfermeras formadas en universidades y aquellas graduadas de institutos no universitarios.
Además, durante esta década, las organizaciones profesionales comenzaron a luchar con mayor fuerza por mejorar las condiciones laborales. La Asociación Católica de Enfermeras, fundada en 1935, y la Asociación Argentina de Enfermeras Diplomadas, creada en 1955, pusieron el foco en la necesidad de aumentar las remuneraciones, planteando que este era un paso fundamental para solucionar el problema de la escasez de personal en el país.
Fotografía de alumnas asistiendo a su curso de enfermería comunitaria. 1958. Archivo de Biblioteca de la Escuela de Enfermería de la UNC
Durante la última dictadura en Argentina (1976-1983), un período marcado por la vulneración a los derechos humanos y las desapariciones forzadas, se realizaron cambios que afectaron profundamente al sistema de salud y educación. Los hospitales y las escuelas de formación no universitarias de enfermería, que antes dependían del gobierno nacional, fueron transferidos a las provincias y municipios. Sin embargo, este traspaso no incluyó un aumento en el presupuesto, lo que provocó un desfinanciamiento de ambas áreas y una disminución en la capacidad para brindar servicios. Estas políticas luego fueron retomadas y profundizadas en los años 90 con el avance del modelo económico neoliberal.
Pero, antes de la recuperación de la democracia, Argentina vivió otro capítulo difícil de su historia: la guerra de las Islas Malvinas, que nos enfrentó a Gran Bretaña en 1982. Este conflicto, que sacudió a todo el país, no solo contó con la valentía de los soldados, tanto profesionales como conscriptos, sino también con el aporte esencial de las enfermeras.
Algunas eran instrumentadoras que se ofrecieron como voluntarias, otras profesionales de la Fuerza Aérea. También, hubo enfermeras civiles en el hospital de Comodoro Rivadavia que cuidaron de los soldados heridos que llegaban al continente. Varias estuvieron incluso en el territorio de guerra, trabajando en condiciones climáticas extremas y sin los recursos adecuados. Su labor fue fundamental para atender desde heridas en combate hasta problemas como el “pie de trinchera”, y también para dar apoyo psicológico a los soldados que experimentaban secuelas emocionales y estrés postraumático.
Foto: algunas de las 16 enfermeras que estuvieron en el Teatro Operaciones del Atlántico Sur y fueron reconocidas en 2012 como Veteranas de Guerra por resolución del Ministerio de Defensa N°1438
La pandemia de COVID-19 y el presente de la enfermería
En marzo del año 2020 se declaran las medidas de aislamiento social, preventivo y obligatorio ante la pandemia causada por el COVID-19. Con el sistema totalmente colapsado y con nuevas medidas de protección, los trabajadores de la salud, entre ellos las enfermeras que estaban en la primera línea de atención, continuaron trabajando por el cuidado de la vida de las personas aún cuando esto significó su exposición directa. En este contexto se evidenció aún más la falta de reconocimiento a los derechos laborales, la desjerarquización de la labor dentro de los equipos de salud y la invisibilización en los medios de comunicación, al mismo tiempo que invita a una reflexión sobre su capacidad de respuesta y la relevancia de esta profesión para la comunidad.
En el 2023 se crea el grupo de REDAAS: Enfermería Garantizando Derechos. Esta red federal con más de 120 integrantes de 18 provincias de nuestro país, está conformada por enfermeras que lideran talleres de reflexión, asisten a cursos de formación, organizan webinarios e impulsan la apertura de nuevas consejerías en sus territorios. Es un espacio único en el país que trabaja por la valoración del rol de la enfermería bajo el paradigma de las tareas compartidas en los equipos de salud, con especial énfasis en las tareas de atención de calidad en IVE/ILE y en servicios de salud sexual y reproductiva, con enfoque en derechos humanos y género.
Foto: Taller federal “El rol de la enfermería en la interrupción segura del embarazo” realizado en 2023 por REDAAS
La historia de la profesionalización de la enfermería en Argentina es también un testimonio de cómo la salud pública ha cambiado a través de los diferentes desafíos sociales. Desde sus inicios en el siglo XIX hasta la actualidad, las enfermeras y enfermeros han consolidado su rol esencial en los equipos de salud. Hoy, siguen luchando por una mayor visibilización y reconocimiento de su trabajo en la atención sanitaria. Esta trayectoria refleja tanto la transformación del sistema de salud como la constante búsqueda de dignificación de su labor indispensable.
Milena Orayen. Historia (UNR). Coordinadora operativa del Grupo de Enfermería de REDAAS.
Bibliografía de apoyo:
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