Elegía para Ginés
La recuperación de la democracia -1983- nos encontró compartiendo una reunión del “Movimiento Pro Sistema de Salud Integrado”, una de sus tantas apuestas para mejorar el mundo sanitario, y el mundo también.
De ahí en adelante tuvimos muchos otros encuentros. En cada uno de ellos descubría su coraje para pensar fresco y accionar grande. Descubría que la vida no le iba a alcanzar, que su energía daba para regalar, y que su entusiasmo creaba mística.
Pudimos conversar afablemente sobre temas que no había pensado antes; y se animó a hacerlo. Reparaba en datos y argumentos, y los transformaba en ideas de política sanitaria. Se animó a entrar en la anticoncepción, en las muertes maternas, en el parto humanizado, en el embarazo en la adolescencia, en el aborto. Lo hizo con la sensibilidad que tenía para comprender las injusticias y con la valentía que tenía para forjar mejores horizontes para las personas.
Se animó a actuar en esos temas. Y lo hizo en compañía de muchas de nosotras. Nos hizo un lugar en sus pensamientos y en sus estrategias. Supo que podíamos hacerlo juntos.
Integró la salud sexual y reproductiva en la agenda de la salud pública de la Argentina. La ley de salud reproductiva, la despenalización del aborto, el Plan ENIA fueron eslabones de esa construcción, paciente y apasionada a la vez. No fueron los únicos, porque su mirada tenía horizontes más amplios. Pero estos temas nos fueron caros y queridos. Ahí estuvo poniéndoles valor agregado. Y así hicimos la diferencia.
Por todo esto, y por muchas cosas más que mis palabras no alcanzarían a honrar, lo despedimos con la alegría de haberlo tenido cerca de nuestras causas y con la tristeza de saber que llegó hasta acá y que le hubiera gustado hacer mucho más.
Aunque él ya lo sabía, quisiera volver a decir que para las mujeres de este país fue un gran compañero. Y así lo recordaremos por siempre. Gracias Ginés.
*Silvina Ramos es socióloga, investigadora del CEDES y co-directora de REDAAS